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viernes, 11 de agosto de 2006

Cuvier o la naturaleza del Genio


El genio de Georges Cuvier es innegable, fue el padre de la anatomía comparada desligando a gran parte de la paleontología de la mitología. Aún así Cuvier fue un tipo con un vicio muy particular, aunque no se le conoce condición de mujeriego o de bebedor, sino algo que quizás muchos de nosotros nos hemos encontrado, CUVIER ERA UN PEDANTE!!!. A tal grado que sus estudiantes lo odiaban y famosa es la anécdota en la que aburridos de la degradación de la que eran objeto en clases, quisieron hacerle una broma a monsieur Cuvier en medio de la noche ingresaron a su casa disfrazados de demonios de grandes cuernos y patas de cabra, quisieron hacerle creer que desde el más allá llegaba su juicio, aún en la somñolencia el siempre académico Cuvier se levantó y ante la figura del averno que se cernía ante él no atinó más que mencionar: "En todos mis años de trabajo de campo, jamás he conocido especie alguna de cuernos y pezuñas que sea carnívoro así que puedo seguir durmiendo". Sin duda una respuesta como esa podía tan solo venir de Cuvier.
No pretendo insistir en la biografía del francés nacido en Borgoña y estudiante de la Universidad Caroline cerca de Stuttgart, Alemania. Sin duda su buena cuna apoyó su posición en el mundo científico, en donde además contó con la colaboración del propio Napoleón quien le enviaba personalmente las colecciones saqueadas por sus tropas por Europa.
Cuvier es el ejemplo de como tu condición puede colaborar al establecimiento de tus ideas en el ámbito científico, Cuvier como estudioso de los fósiles propuso como base para la existencia de estos registros que se contravenían con las preponderantes ideas de la Iglesia de las cuales él era creyente (aún cuando el mismo había presentado muchas especies ya extintas) la idea "catastrofista" es decir, extinciones periódicas en donde el "diluvio universal" habría sido el más reciente suceso. Claramente estas ideas eran falsas.
Al mismo tiempo un tipo de cuna humilde Jean Baptiste Lamarck, proponía uno de los primeros acercamientos a la EVOLUCIÓN la idea del "transformismo" la adquisición de caracteres en cada generación que eran heredados, aunque esta idea tampoco era del todo correcto aunque, era mucho más real que la idea de Cuvier, no fue aceptada producto del mismo Cuvier.
Lamentablemente aún cuando se encontraban en la misma Universidad, el pobre Lamark se quedaba ciego en auditorios de muy pocos alumnos en donde a baja voz hablaba de sus ideas, mientras que en el salón de al lado Cuvier lo ridiculizaba ante una contundente audiencia. Además, ante la condición de Lamarck, el cruel Cuvier no dudo en exacerbar su preponderancia al decirle "No hay más ciego que aquel que no quiere ver" ante las risas de sus colegas en clara alusión de la falsedad (al parecer de Cuvier) de las ideas de Lamarck, aún cuando, insisto, estas estaban mucho más cerca de la realidad.
El genio de Cuvier trascendió a través de las generaciones, siendo la base de la disputa de los cráneometristas (Sombreros anchos y mentes estrechas, El Pulgar del Panda, Stephen Jay Gould) cuando Paul Broca y Louis Pierre Gratiolet discutieron si el tamaño del cerebro influía en la inteligencia de las personas. No confiados de los datos obtenidos del cerebro del naturalista décadas antes cuando Cuvier murió, basaron sus deducciones en nada más que el sombrero de Cuvier, el cual argumentaba Broca que era conocido que cuando los colegas de Cuvier se lo calzaban, siempre este les quedaba grande. Sin duda en la obtención de datos para la ciencia no está todo dicho.
Cuvier estuvo equivocado en muchas cosas, sobre todo en su empedernido creacionismo fijista, más aún en su humor y chocante personalidad que avasallaba a alumnos y colegas, pero, de Cuvier podemos aprender dos cosas una buena y una mala. La buena primero: el genio invaluable de su validación del método científico sobre todo para la descripción de especies fósiles en comparación con las actuales, fundando la Anatomía Comparada Moderna y atribuyéndose el título del Aristóteles de la biología francesa. Y lo malo que aprendemos de Cuvier: por otra parte no importa tu genio, si hay alguien mejor que tú, por su condición social o valía jerárquica, sus ideas se impondrán a las tuyas no importa que tan equivocadas estén y esa es la lección que aprendió lamentablemente Lamarck. Sin duda, esos vicios en la ciencia moderna, aunque no niego su persistencia, se han podido ir erradicando.

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