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miércoles, 30 de julio de 2008

No era tejido blando...

1 año atrás...
Preservación celular y de tejido blando en elementos esqueléticos de vertebrados, desde el cretáceo al presente.
Tejido blando y microestructuras celulares obtenidas de restos óseos de un bien conservado Tyrannosaurus rex, fueron representados por cuatro componentes obtenidos de fragmentos de huesos medulares o corticales desmineralizados: matriz celular flexible y transparente, vesiculas sanguíneas huecas y maleables, material intravascular, incluyendo en algunos casos, estructuras morfológicamente parecidas a glóbulos rojos de vertebrados y osteocitos con contenido intracelular y filipodia flexibles. El presente estudio intenta rastrear la ocurrencia de estos cuatro elementos en huesos de individuos de un rango de múltiples periodos geológicos y variados ambientes depositacionales. Al menos tres de los cuatro componentes persiste en algunos restos óseos del Campaniano. La fibrosa matriz ósea es más alterada en el tiempo en morfología y menos dada a conservarse que las vesículas o los osteocitos. Las vesículas varían mucho en su preservación, incluso en el mismo especimen, con algunas regiones manteniendo la maleabilidad, y otras regiones casi cristalinas. Los osteocitos también varían, con algunos reteniendo largos filopodios y transparencia, mientras otros presentan filopodios cortos y nucleos más profundamente pigmentados, o pigmentados en su totalidad sin núcleo visible. Hipótesis alternativas son consideradas para explicar el origen o la fuente de las estructuras observadas. Finalmente, un mecanismo de dos partes, involucrando primero el ligamiento cruzado de componentes moleculares y subsecuente mineralización, es propuesto para explicar la presencia de tejidos "todavía" blandos en huesos fósiles. Estos resultados sugieren que los modelos actuales de procesos de fosilización podrían ser incompletos y que los tejidos blandos podrían conservarse más comúnmente, incluso en especímenes antiguos, de lo que se pensaba con anterioridad. Adicionalmente, en muchos casos, los osteocitos con un núcleo definido son conservados, y podría nrepresentar una fuente importante para datos moleculares informativos.
Schweitzer, M. H. et al 2007. Proc. R. Soc. B. 274: 183-197.
Este año...
Tejidos blandos de dinosaurios interpretados como Biofilms bacterianos.
Una exploración escaneando con microscopía electrónica fue realizada para determinar si el registro previo de "tejidos blandos de dinosaurios" podía ser identificado in situ en los huesos. Los resultados obtenidos permiten una reinterpretación de la formación y preservación de varios tipos de estos "tejidos" y su contenido. Capas mineralizadas y no mineralizadas fueron encontrados en gran cantidad en el hueso trabecular poroso de una variedad de dinosaurios y mamíferos a lo largo del tiempo. Estas representan biofilms bacterianos comunes en la naturaleza. Los biofilms se forman al interior del hueso y una vez disueltos fuera del hueso, imitan verdaderas vesículas sanguíneas y osteocitos. Rastros de puentes o uniones observados en biofilms indican que previamente una película viscosa fue poblada con bacterias. Datación carbónica del film apunta a su origen relativamente moderno. Una comparación de espectro infrarrojo de biofilms modernos con colágeno moderno y capas de hueso fósil sugiere que los biofilms modernos comparten un arreglo molecular más cercano a las capas de hueso fósil que el colágeno moderno (...) Nuestras observaciones sugieren una explicación más conservadora para las estructuras encontradas preservadas en hueso fósil.
Kaye. T. G. et al (2008) Dinosaurian Soft Tissues Interpreted as Bacterial Biofilms. Plos ONE 3 (7): e2808.

jueves, 10 de julio de 2008

Plumas fosilizadas dan una traza del color

Investigadores de la universidad de Yale in New Haven, Connecticut observaron bajo el microscopio electrónico en una pluma fósil de Brasil de 100 millones de años, pequeñas estructuras de uno a dos micrómetros en tamaño, que previamente habían sido consideradas bacterias que habían consumido la pluma.
Si embargo, la forma de segregación de estas estructuras solo presente en las áreas oscuras de la pluma, sugirieron que en realidad correspondieran a melanosomas, organelos que contienen melanina (estructura orgánica abundante en carbón) uno de los principales pigmentos de las plumas, un análisis posterior sugiere la presencia de carbon en las areas bandeadas que presentaban las pequeñas estructuras, sugiriendo aún más evidencia para afirmar su identidad como melanosomas. Además de la homología con los melanosomas de plumas modernas observados bajo el microscopio.
De confirmarse que la forma y la estructura del melanosoma varía con un color determinado, análisis comparativos futuros podrían con mucha seguridad aproximar el color de los animales emplumados extintos, un sueño para muchos paleorreconstructores.
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