La madrugada del sábado 5 de Agosto un incendio arrasó parte de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile. Ese sábado sin tener aún idea del hecho me levante a eso del mediodía y dirigí mis pasos al Museo Nacional de Historia Natural en Quinta Normal, Santiago hablaría Martín Chávez acerca de dinosaurios en una de las charlas del curso de paleontología "Crónicas de la Vida Antigua" organizado por la Sociedad Paleontólogica de Chile, durante un break que solicitó me levante de mi asiento para saludarlo a lo cual me hace el comentario del siniestro, no hace más de una semana el había visitado la Facultad para conversar acerca de lo que estábamos haciendo en el laboratorio ya que estamos en la misma área: aves fósiles, él estudia en la Universidad Austral.
Al volver y encender el televisor para ver las noticias tuve más antecedentes del suceso, el incendio había reducido a cenizas el laboratorio de "Biología del Conocer" lugar donde hace más de 30 años nació la idea más prominente de la biología nacional: la noción de "autopoiesis" u organización de lo vivo de los profesores Maturana y Varela, pragmada en su libro "De Máquinas y Seres Vivos". Además afecto al profesor Jorge Mpodozis famoso junto con Maturana de su controvertida visión de la "Evolución por medio de la Deriva Natural" y al profesor Juan Carlos Letelier, además de llevarse el siniestro el Laboratorio de Química Orgánica y Analítica de los académicos Profesores Silvia Copaja y Héctor Bravo.
La Facultad de Ciencias nació en 1965 con la intención de los académicos de generar Ciencias Básicas cosa inexistente e impensada para la época en Chile, al alero de otras facultades y en provisionales instalaciones del instituto Pedágogico hoy Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, fue finalmente trasladada en 1972 al campus Juan Gómez Millas de Avenidas Macul con Grecia en la comuna de Ñuñoa a pocas cuadras del Estadio Nacional, académicos y alumnos se instalaron en provisionales barracas de madera aún hoy utilizadas aunque a lo largo de los años la facultad de Ciencias adquirió otras instalaciones más modernas como en 2003 el Edificio Milenio. Una de estas barracas y sin duda la más simbólica e importante fue la afectada por el siniestro.
La diosa Fortuna le quiso jugar una mala pasada a la diosa Minerva pero sé y tengo la convicción que esta contrariedad no será suficiente para que la escuela de Santiago decaiga y que académicos contando con el apoyo de nosotros los alumnos reconstruiremos y sortearemos este contrapié.
ADELANTE COMPAÑEROS PORQUE LA CIENCIA NO LA PARA NADIE!!!
A continuación la carta que mande a "El Mercurio" respecto a los hechos:
Sr. Director:
La madrugada del Sábado tuvo lugar un suceso del cual lamentamos su ocurrencia y del cual en estos momentos no podemos más que lamentarnos, bajo la implacable acción de las llamas se extinguió parte de la hasta ahora nunca bien ponderada Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile, quiso el destino, además, que el siniestro tuviese lugar en una de las queridas barracas inauguradas en 1972 para albergar temporalmente los laboratorios de la naciente institución pero aún hoy en día ocupadas. Más aún la maldita fortuna quiso llevarse el laboratorio de Biología del Conocer lugar donde hace 34 años atrás tuviese lugar el nacimiento de la noción de “autopoiesis” u organización de lo vivo por parte de los profesores Maturana y Varela. Como estudiantes de aquella casa de estudios el cariño y sobrecogimiento que teníamos al caminar por los pasillos del campus de calle Las Palmeras no podía quedar mejor expresado que en los versos del himno de la casa de Bello “Madre Nuestra no solo te amamos/ por tus muros de piedra y de sol./ Tus cimientos de luz los llevamos/ enterrados en el corazón (…) No eres solo el hogar de la Ciencia,/ yunque nuevo de un nuevo metal./ También eres la sangre y la fuerza,/ alas firmes de la libertad”.
El suceso nubla el horizonte de la ciencia nacional. En los 41 años de historia de la Facultad nunca se había visto enfrentada a una contrariedad de tamaña magnitud a excepción de la expulsión de algunos académicos (entre esos Francisco Varela) una vez acaecido el golpe de Estado de 1973.
El día lunes nuevamente los alumnos ingresaremos al recinto de Ñuñoa y sepan académicos, profesores todos: que sea cualquiera el esfuerzo necesario para evitar que el trabajo de décadas se vea perdido no duden en esperar todo nuestro apoyo, porque la ciencia se construye en la colaboración de pares sin importar las diferencias de grado alumnos, académicos y funcionarios, premisa en base a la cual la escuela de Santiago resurgirá ante la adversidad. Y aunque la diosa Fortuna le haya querido hacer una mala jugada a la diosa Minerva los hijos de Bello sabremos una vez más enfrentarnos a la adversidad.
Roberto Eduardo Yury Yáñez
Estudiante de segundo año de Licenciatura en Ciencias con mención en Biología, Universidad de Chile
Al volver y encender el televisor para ver las noticias tuve más antecedentes del suceso, el incendio había reducido a cenizas el laboratorio de "Biología del Conocer" lugar donde hace más de 30 años nació la idea más prominente de la biología nacional: la noción de "autopoiesis" u organización de lo vivo de los profesores Maturana y Varela, pragmada en su libro "De Máquinas y Seres Vivos". Además afecto al profesor Jorge Mpodozis famoso junto con Maturana de su controvertida visión de la "Evolución por medio de la Deriva Natural" y al profesor Juan Carlos Letelier, además de llevarse el siniestro el Laboratorio de Química Orgánica y Analítica de los académicos Profesores Silvia Copaja y Héctor Bravo.
La Facultad de Ciencias nació en 1965 con la intención de los académicos de generar Ciencias Básicas cosa inexistente e impensada para la época en Chile, al alero de otras facultades y en provisionales instalaciones del instituto Pedágogico hoy Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, fue finalmente trasladada en 1972 al campus Juan Gómez Millas de Avenidas Macul con Grecia en la comuna de Ñuñoa a pocas cuadras del Estadio Nacional, académicos y alumnos se instalaron en provisionales barracas de madera aún hoy utilizadas aunque a lo largo de los años la facultad de Ciencias adquirió otras instalaciones más modernas como en 2003 el Edificio Milenio. Una de estas barracas y sin duda la más simbólica e importante fue la afectada por el siniestro.
La diosa Fortuna le quiso jugar una mala pasada a la diosa Minerva pero sé y tengo la convicción que esta contrariedad no será suficiente para que la escuela de Santiago decaiga y que académicos contando con el apoyo de nosotros los alumnos reconstruiremos y sortearemos este contrapié.
ADELANTE COMPAÑEROS PORQUE LA CIENCIA NO LA PARA NADIE!!!
A continuación la carta que mande a "El Mercurio" respecto a los hechos:
Sr. Director:
La madrugada del Sábado tuvo lugar un suceso del cual lamentamos su ocurrencia y del cual en estos momentos no podemos más que lamentarnos, bajo la implacable acción de las llamas se extinguió parte de la hasta ahora nunca bien ponderada Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile, quiso el destino, además, que el siniestro tuviese lugar en una de las queridas barracas inauguradas en 1972 para albergar temporalmente los laboratorios de la naciente institución pero aún hoy en día ocupadas. Más aún la maldita fortuna quiso llevarse el laboratorio de Biología del Conocer lugar donde hace 34 años atrás tuviese lugar el nacimiento de la noción de “autopoiesis” u organización de lo vivo por parte de los profesores Maturana y Varela. Como estudiantes de aquella casa de estudios el cariño y sobrecogimiento que teníamos al caminar por los pasillos del campus de calle Las Palmeras no podía quedar mejor expresado que en los versos del himno de la casa de Bello “Madre Nuestra no solo te amamos/ por tus muros de piedra y de sol./ Tus cimientos de luz los llevamos/ enterrados en el corazón (…) No eres solo el hogar de la Ciencia,/ yunque nuevo de un nuevo metal./ También eres la sangre y la fuerza,/ alas firmes de la libertad”.
El suceso nubla el horizonte de la ciencia nacional. En los 41 años de historia de la Facultad nunca se había visto enfrentada a una contrariedad de tamaña magnitud a excepción de la expulsión de algunos académicos (entre esos Francisco Varela) una vez acaecido el golpe de Estado de 1973.
El día lunes nuevamente los alumnos ingresaremos al recinto de Ñuñoa y sepan académicos, profesores todos: que sea cualquiera el esfuerzo necesario para evitar que el trabajo de décadas se vea perdido no duden en esperar todo nuestro apoyo, porque la ciencia se construye en la colaboración de pares sin importar las diferencias de grado alumnos, académicos y funcionarios, premisa en base a la cual la escuela de Santiago resurgirá ante la adversidad. Y aunque la diosa Fortuna le haya querido hacer una mala jugada a la diosa Minerva los hijos de Bello sabremos una vez más enfrentarnos a la adversidad.
Roberto Eduardo Yury Yáñez
Estudiante de segundo año de Licenciatura en Ciencias con mención en Biología, Universidad de Chile
2 comentarios:
Lamentable lo del incendio...
Sobre lo que preguntaste anteriormente... supongo que Kill The Panda no está asociada a ninguna otra, por ahora, igual discrepo con la idea de extinguir a la raza humana... lo que sí está en a asociación: "IÑORA, LA BALLENA E UN PESCAO" y "LA PAPA, LA CEBOLLA Y LA BATATA SON ANIMALES"...
Salu2
Hoy día por fin vi la dantesca escena lo que más se lamenta es la pérdida del "rayo", el laboratorio de Maturana y Mpodozis
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